Has pensado en hacer un entrenamiento para certificarte como maestr@ de yoga pero cuando te detienes a analizarlo surgen las siguientes dudas o excusas.
Presta atención a lo siguiente pues no todas las escuelas de yoga son iguales y si algo de esto te suena familiar ¡Has llegado al lugar indicado!
1. Necesito ser joven, delgado, fuerte y flexible para hacer un curso de yoga.
La yoga no es únicamente sobre el cuerpo físico, de hecho la práctica física solo consiste en un 12-13% del proceso. Por supuesto que es probable que hayan personas más jóvenes, delgados y más flexibles que tú, pero eso no significa que no sea para ti.
Tampoco tienes que tener 20 años para ser maestro de yoga. La habilidad como instructor de yoga proviene de tu carácter y determinación. Además, la formación de maestros de yoga es beneficiosa para muchas generaciones y hay personas de todas las edades que se convierten o estudian para ser mestros de yoga.
En la yoga no hay competencia, con la única competencia con la que te puedes encontrar es contigo mismo, tus propios juicios y críticas.
2. ¿Debo ser maestr@ de yoga? Ya tengo trabajo sólo quiero saber más sobre yoga.
Muchas personas se certifican como maestros de yoga y continuan sus trabajos y enseñan yoga en sus tiempos libres o como trabajo alterno. Otros sólo se dedican a ofrecer clases y lo complementan con otras prácticas relacionadas al cuerpo humano. Por otro lado, hay muchísimas personas que toman el entrenamiento para su conocimiento físicio, emocional y espiritual. Estas personas obtienen las herramientas para incorporarlas y llevar una vida saludable. También obtienen otras destrezas que refuerzan o complementan su desarrollo profesional como por ejemplo hablar en público y preparar y explicar conceptos complejos de una manera digerible.
3. Me siento intimidad@
¡Bienvenid@! Es una decisión que hay que analizar pero recuerda que todos estarán sintiéndose de la misma forma. Incluso, los maestros también nos ponemos nerviosos antes de enseñar. Todos estamos aquí para aprender, incluyendo los maestros.
Recuerda que una certificación de maestro de yoga es muy diferente a un curso en la universidad. Envuelve tanto la mente como el cuerpo. Es interactivo y reflexivo. Tendrás tiempo para aprender en grupo y tiempo para aprender solo. Aprenderás la teoría y tendrás muchas oportunidades para aplicarla con la guía, apoyo y retroalimentación de tus facilitadores. ¡NO ESTÁS SOL@!
4. No puedo hacer un headstand
Todos somos diferentes, nuestros cuerpos son diferentes. Los headstands son hermosos e impresionantes, pero no tienen NADA que ver con si serás un buen maestro de yoga o no. Muchas personas no pueden pararse de cabeza, por lo que es muy posible que la clase que termines enseñando no incluya un headstand como una de las posturas necesarias.
5. No soy lo suficientemente buena. Todos van a ser mejores que yo.
Cómo se siente el yoga es mucho más importante que cómo se ve. Una flexión más profunda no es necesariamente más beneficiosa ni una torsión más fuerte es mejor que una más suave. El grado de dificultad no se correlaciona con los beneficios experimentados.
No podemos prometer que al final del curso serás el mejor yogui del mundo, pero te podemos garantizar que habrás transformado tu forma de practicar y de pensar.
Al final del curso, es posible que no puedas hacer todas las posturas complejas, pero comprenderás cómo prepararse de manera efectiva para enseñarlas. Aprenderás cómo reconocer la sensación que necesita tu cuerpo, hasta dónde puedes llegar y cuándo permanecer ahí y respirar.
Todos los buenos maestros adaptan la práctica al nivel de cada alumno. Cada postura se puede hacer más accesibles con modificaciones o más desafiantes con progresiones o variaciones.
6. No tengo el dinero
La mayoría de nosotros estamos de acuerdo en que el dinero no lo es todo, sin embargo, el costo de las cosas tiene la máxima prioridad en muchas de nuestras decisiones. A menos que tengamos cuentas bancarias sin fondo, todo lo que gastamos tiene un orden y una oportunidad.
Muchas investigaciones sugieren que deberíamos gastar menos dinero en cosas materiales y más en experiencias. ¿Por qué? Porque los recuerdos de las experiencias duran más que la utilidad de las cosas. Otros recomiendan que invirtamos nuestro tiempo (y dinero) en aprender y crear más que en actividades de entretenimiento.
Una formación de maestros de yoga es tanto una educación experiencial como una plataforma para la creatividad.
7. No tengo tiempo
El tiempo se hace, no se encuentra. Si lo buscas, nunca lo encontrarás y si nunca lo encuentras, nunca sabrás lo transformador que puede ser un entrenamiento como este.
8. No puedo quitarle tiempo a mi familia
Gastar tiempo y dinero, lejos de nuestros seres queridos, puede parecer indulgente, incluso egoísta. Todos tenemos nuestros compromisos y círculos sociales. Dejar esto atrás, aunque sea temporalmente, puede ser desalentador.
Pero, ¿no quisieras lo mismo para tu familia/ amigos si tuvieran el mismo deseo de invertir en sí mismos?
9. No tengo el conocimiento suficiente
Podrías pasarte toda la vida aprendiendo yoga y aún no saberlo todo. El yoga se trata menos de saber cosas y más de aplicarlas.
Para aprender algo primero debes aceptar que no lo sabes todo. No saber es un requisito previo para saber. Ya estás en el camino correcto. Vienes aquí para aprender.
10. Soy tímid@
La mayoría de los maestros comienzan un poco nerviosos, lo cual es bastante normal. Mientras más enseñes (y practiques) más rápido encontrarás tu voz. El truco es no pensarlo tanto. Enseña lo que sabes (muy importante) y desde el corazón. Confía menos en las notas y diálogos guionados, ahí es donde comienza el nerviosismo por miedo a olvidar algo. Quizás comenzar con clases privadas de yoga te dará la valentía y la fuerza que necesitas para ofrecer una clase a una audiencia más grande.
11. El síndrome del impostor
Con tantos excelentes maestros de yoga en el mundo, ¿por qué deberías convertirte en otro? ¿Vendrá gente a tus clases? ¿Querrá la gente aprender lo que quieres enseñar? Respuesta sencilla, sí. Hay un estudiante para cada maestro. Nadie en el mundo tiene tu experiencia de vida. Nadie más ve el mundo a través de tus ojos. Eres literalmente uno entre millones.
¿Serás el mejor profesor del mundo después de completar la formación? No. ¿Serás mejor que si no lo hicieras? Por supuesto. ¿Mejorarás cada vez que enseñes? Seguramente. Si tienes el deseo sólo hazlo hasta que lo hagas mejor.
Para más información sobre nuestro programa de certificación de maestros de yoga que comienza en agosto accede https://www.miyoga.com/tt200
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